Columnista Invitado
Lucas Monteverde
Los caballos me gustaron siempre. Y hoy que no estoy jugando, lo que me mantiene ocupado y entretenido es la cría. Es a lo que me dedico.
Tuve la suerte de estar siempre cerca de grandes criadores. El primero Gonzalo Pieres, el número uno en la cría de polo. Toda mi infancia hasta que me vine para Cañuelas estuve muy cerca de él por mi tío Fernando.
Cuando vine a Cañuelas por invitación de Lolo Castagnola, conviví con él y Adolfito Cambiaso, que son fanáticos del polo, de la cría y de los caballos. En ese momento lo más importante para nosotros era montarse como sea. Lo viví muy de adentro y me ayudó un montón. Nunca más volví a ver o vivir algo igual al fanatismo de esos dos tipos. Era imposible no contagiarse...
Y después compartí equipo muchos años con Mariano Aguerre, otro fanático. Son tipos con los que pasé mucho tiempo y aprendí.
Criar es difícil. Si tenés constancia y un grupo de trabajo armado desde la cría hasta la hechura, lo lográs. Tenés que hacer bien todas las etapas, no creo que haya una menos importante que otra.
Personalmente apunto a sacar caballos de Abierto. Me pongo la vara alta, crío con ese objetivo. Hay gente que cría para sacar caballos de polo, para vender en todos los niveles. Yo también, pero mi sueño es sacar yeguas buenas, para Palermo. Y en ese camino tengo algunas ideas personales…
En mi caso, tengo la suerte de contar con el mismo domador hace 20 años, Antonio Ávalos. Y de tener Vizcacha, Matías Benoit, como mano derecha, hace 19 años. Son las dos personas de confianza en una etapa de hechura, desde la doma a la apretada. Confío y saben.
Siempre invertí plata en yeguas madres. Todas las yeguas buenas mías son de afuera. Tuve la suerte de haber jugado el Abierto todos esos años con La Dolfina, donde te juntás con yeguas buenas que hoy son las madres. Pero también me he traído yeguas “rotas” de afuera, que por ahí te da fiaca o sale caro el pasaje. Pero por suerte hoy veo que valió la pena porque tengo muchas madres traídas, por genética o porque eran buenas.
Teniendo un buen plantel de madres, se te hace más fácil con yeguas que han jugado el Abierto. Todas las partes del proceso son importantes: la alimentación, el domador, los primeros pasos después de la doma y la apretada final para sacar yeguas buenas.
Y acá quiero llegar. Hoy extraño más que nada no poder estar en esa apretada final a las yeguas para que entren al Abierto. Eso extraño más que el hecho de jugar, que no puedo por problemas de salud.
Hay varios elementos a considerar en ese anteúltimo paso antes de poner un caballo en Palermo. No me parece lo más conveniente poner un caballo de entre 5 y 7 años en Tortugas para que esa misma primavera llegue a Palermo. Eso me he dado cuenta en los años jugando y no jugando. Hay yeguas que son buenísimas, donde siempre asegurás calidad si su debut no es en el Abierto. Muchas veces debutamos yeguas en Tortugas, que apretamos en el otoño, y agrandás los márgenes de hacer una macana.
Si la yegua de los 6 a los 7 puede jugar el polo de afuera, o ser apretada por jugadores buenos, pero no en el nivel del Abierto, asegurás una yegua de 8 ó 9 años que quedé mansa, sin vicios y lográs tener un súper crack.
Antes de llegar a esa instancia, se precisa que desde el domador hasta él que la agarra después, el que la aprieta, estén todos en la misma sintonía. Tener feeling y gente que entienda que cada caballo es distinto. Cualquier error y dejás caballos con vicios, que terminan jugando pero con algún defecto que se puede haber evitado.
En este camino no terminás nunca de aprender. Vas mejorando sobre los errores que vas viendo. Cuando sos más amigo del caballo, sos suave, con entendimiento y con paciencia en todos los momentos, tenés más chances de éxito. Y ahí llega el momento de apretarlo. Eso se lo tiene que hacer un jugador de alto hándicap, o un tipo que entienda, para poder terminar un caballo y que entre a jugar el Abierto.
Hay gente que los aprieta un poco antes, pero para mí la edad ideal para apretarlos es de los 6 a los 7. Es fundamental llegar a los 6 años con un caballo donde hiciste las cosas relativamente bien, con mucho kilometraje y que el caballo esté sólido de cabeza. Tranquilos, pero que lleguen a los 6 maduros. Esa temporada de otoño es donde trato de apretarlos lo máximo posible. En algún Polo Tour o en ese tipo de torneos. Cuanto mejor sea el jugador que los trabaja, podés tener una sospecha de si están esos caballos pata jugar Tortugas cumpliendo 7.
Pongo un ejemplo. El año en que aparecen la Cuartetera y la Buenaventura, Adolfito no fue a Palm Beach y él las jugó en la República en 2005. No voy a decir que van a sacar una Cuartetera porque alguien se quede...
Un ejemplo personal. Una yegua buena mía, La Turquita, me la cargué para Estados Unidos y la volví acá cuando me salió lo de La Dolfina. Pensaba que le podía quedar grande el Abierto, pero me la traje igual. Se había hecho jugadora con las Copas de 22 goles, y acá fue una máquina. Esa yegua, si la hubiese empezado en el Abierto, no habría rendido tanto. Lo que hablo es por experiencias fallidas. Ahora trato de hacerlo mejor, ya que no tengo la necesidad de jugar. Cuando estás jugando, aunque sepas que estás corriendo riesgos lo hacés igual y arruinas caballos: alguno va y alguno no. Depende de la necesidad y el momento en el que está cada jugador.
Cuando el jugador logra jugarlas antes, los frutos son mucho más grandes. Si el jugador de 8, 9 o 10 goles que está jugando el Abierto puede hacer el anteúltimo paso de esos caballos en febrero, marzo o abril, las ventajas son enormes. Muchos experimentan derecho en Tortugas, donde queda un filtro. Algunas yeguas realmente se la bancan y pasan la carrera. Otras no sirven más casi para ningún nivel. Por eso creo que antes del debut de caballos en el Abierto es fundamental tratar de meterles antes torneos de bajo-mediano hándicap.
Esa es mi experiencia después de tantos años de cría y de caballos. Espero que a alguien le sirva.
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